Carta a la intrascendencia.


Saludos intrascendencia, ¿Cómo has pasado?

No intentes engañarme, te conozco bien,

Llevo tiempo observando tus efectos en mi especie,

Hace mucho sigo tu rastro en aquellos que han sido derrotados,

En aquellos que se han dado por vencidos.

Sé que encuentras una cómoda morada entre nosotros,

Pues somos perfectos para darte lugar,

Fáciles de olvidar,

Harto prescindibles e inocuos,

Incapaces de traspasar esa abstracción que nos hemos inventado: el tiempo.

Pero te tengo noticias: No soy como los demás,

Mientras haya sangre corriendo por mis venas

Y aire llenando cada espacio en mis pulmones,

Haré lo posible por combatirte,

Por demostrar que no eres invencible,

Y que si algo con cuya ausencia podemos ser felices, eres tú.

Te demostrare que puedo ser algo más que una materia corpórea

Cuyo único destino es un frío sepulcro,

Que puedo ser más que un nombre en un registro,

Más que un acontecimiento al azar.

Así anda, busca otro camino,

Ve y encuentra alguien más que se resigne,

Otro que haya perdido la esperanza de ser algo más que polvo,

Porque yo, he decidido ser inmortal.